Ciao ragazzi
El otro día me reuní con un empresario argentino para hablar de una actividad cultural que se hará el próximo año en Madrid:
“Conexión Buenos Aires – Madrid”.
El tipo es un productor de eventos masivos (grandes, muy grandes) y empezamos a ver de qué manera yo podría participar en esto de Baires-Madrid, que no será masivo porque será cultural (a veces no coinciden las dos cosas).
Le lancé algunas ideas, las entrevistas, presentar mi nuevo libro, talleres y varios etceteras.
Pero ya que estábamos quise saber más sobre eso de lo “masivo”.
Y me cuenta.
A los eventos que organiza participan centenares de miles de personas, cosas grandes; y me dice hay algo que le captura la atención de ese trabajo: «lo increíble que es “guiar” grandes cantidades de personas para que hagan lo que tu le digas».
Por ejemplo:
Evento gigante en la Av. 9 de Julio de Baires, 300 mil personas.
Calles congestionadas. El Obelisco casi no se ve de tanta gente (para los que no son de Baires, el Obelisco sería un obelisco construido en estilo “ningún estilo” de unos 70 metros de alto).
Entonces gente por todos lados y él consigue dirigir esa marea de personas hacia determinadas direcciones, de una calle a la otra, con un megáfono, palabras y estrategia, mucha estrategia (mucha).
Yo era todo oídos.
Entonces le pregunté sobre la pandemia y el confinamiento. De cómo había vivido todo eso estando acostumbrado a trabajar entre centenares de miles de personas.
Y me dijo una cosa muy pero muy interesante y te la quiero contar, porque me parece que está muy bien lo que dijo y capaz te va a servir (si lo escuchas atentamente).
Me dijo:
”Yo durante la cuarentena me levantaba a las 8, me afeitaba, me vestía, me iba a la terraza con un café, la compu y a trabajar. Tengo la suerte de tener una casa grande. Mis hijos se levantaban tarde y me veían ahí, trabajando y vestido. Fue una forma de mostrarles algo, un ejemplo”.
Entonces me levanté, me fui a casa, me puse un sombrero, volví a la confitería, me senté y le dije: “Hombre, me saco el sombrero”.
O sea:
Este empresario tiene una visión bastante potente de lo que significar “guiar”. Su trabajo le obliga a saber tratar con la gente (mucha), tanto de poderla mover de una calle a otra sin incidentes y posiblemente con el menor esfuerzo posible. Insisto: hablo de miles y miles de personas a la vez.
Por el otro lado también saber como guiar a dos criaturas, sin tanto sermón, ni palabras, ni megáfonos. Lo grande y lo pequeño, el todo y las partes.
¿Capisci?
¿Que te parece?
A mi me parece muy conveniente juntarse con la gente que sabes más que uno mismo, porque así uno aprende cosas buenas.
Yo no se nada, pero en mi nuevo libro “Teatrofonia Vol.1” que sale el Jueves 1 de diciembre, hay un capítulo que se intitula “El todo y las partes”, y tiene mucho que ver con esto: cuidar las partes de un sistema implica cuidar la totalidad del sistema.
Si fuera en ti abriría los próximos mails, para seguir bien de cerca el acercarse de este libro.
Pero esta es solo una opinión de alguien que no sabe nada.
Forza Tutti