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Ayer

Ciao ragazzi


Ayer encontramos un Bar.
Es lo que encontramos, no lo elegimos.
90% de los presentes: hinchas de Francia.

“Bien, un buen lugar para ganar”, dijo Mariana.

Al rato nos juntamos con una pareja de Napoli que pasaba por ahí y se quedó con nosotros, un medico de Brasil y un gigante de Australia.
El gigante transmitía tranquilidad, por las dudas, viste?


Cada gol parecía que se venía a bajo el edificio.


Cuando empataron 2 – 2, vi caerse en el suelo varias cuerdas vocales francuzas.
No, mentira.

3 – 2 era como votar y que ganara Ella.
3 – 3 pensé que “esto termina mal”.

Terminó bien.

Al primer mundo siempre le costó mucho perder.

Que loco: el mismo año que me dan la ciudadanía argentina…


Hubo un momento que recordé mi carrera futbolística: corta pero intensa, sobre todo el final.
Me echaron.


Hacía demasiado lío, pero no en la cancha, sino en los camarines.


Tampoco jugaba mucho, porque hacía lío, y también porque necesitaba de adversidades para jugar bien, sino era malísimo.

De veras.


Por ejemplo cuando llovía, siempre anotaba, siempre.
Con la lluvia me trasformaba.

Mis pocos recuerdos felices ligados al futbol son con lluvia y mucho barro.


Todos los niños se caían como papas si las pones de pie.
Lluvia, viento, frío, barro, eran lo mío.
Una vez hasta anoté con nieve.
Los entrenadores no se lo podían creer.
Si había adversidades yo era titular y anotaba, seguro.
Con en la vida misma.
Por eso empecé el tramite de la ciudadanía argentina.


Pero… hacía lío, en los camarines.

Y además, tampoco llovía siempre.

Así que no jugué mucho.


Entonces un día me echaron.

“Su hijo hace demasiado lío”


A los 12 terminó mi carrera futbolistica.


Pero empezó otra… jeje.


Empecé a hacer música.


De echo a los 15 me encontré frente a al primer grande cruce de caminos existenciales: tuve que elegir (sin que nadie me lo pidiera) entre la pintura y la música.
La pintura me encantaba y tomaba clases desde los 11.


Elegí la música, y esa fue sin duda alguna la peor decisión que tomé hasta el día de hoy.

A los 18 acepté hacer la música para una obra de teatro de un amigo (esa fue la segunda peor decisión).


Hace poco publiqué un libro:
”Teatrofonia Vol.1 – lo sonoro como arte y diseño”

Publicarlo fue una buena decisión.


Si te interesa, está AQUÍ

Forza Tutti