Saltar al contenido

Antecedentes penales + bolsita seca, verda y opaca

Desde 2017 estoy tramitando la ciudadanía argentina, porque me casé con una argentina, viví en Buenos Aires 13 años, y porque me da la gana.
El tramite está siendo muy pero muy fatigoso y el traspaso de lo presencial a lo online ha sido perturbador.

Para que el juzgado te conteste un mail hay que… no se, ya no se qué hay que hacer. Condenados a la espera.

Ahora bien:
después de muchos pero muchos mails consigo un turno post-pandemíco-formato-presencial-vení-a-tal-hora: me presento y encuentro archivos aparcados, tramites en plena siesta dionisiaca, sistemas caídos e hipnotizados, computadoras en estado catártico. Sur-Realismo en su estado más puro.

Me dicen: “Te falta un solo documento: es el certificado de antecedentes penales italiano que ya caducó y lo tienes que traer de vuelta, traducido y legalizado… pero no personalmente, tenés que enviármelo por mail”.

Al escuchar la palabra «mail» casi me desmayo pero acepto el desafío; luego pienso «Claro, caducó porque NO ME CONTESTAN A LOS MAILS y el tiempo pasa» lo pienso pero no lo digo.

Le pido a mi madre (que está en Italia) que vaya al juzgado (de Torino) y me retire el certificado, y luego me lo envíe con cierta urgencia por correo.

Hermosa, la «mamma», siempre disponible y acompañando mis locuras.

Así que pone el certificado de antecedentes penales en un sobre, y me lo envía a Buenos Aires. 

El sobre llega a la Argentina pero no llega a mi casa.
Que raro.
Que raro.
Que raro.
Un día toca el timbre el cartero y me deja un aviso de la aduana y me dice con tono tanguero:

«Che… entra en la web y fíjate que tenes que declarar lo que compraste en el exterior».

«En el exterior?… No compré nada en el exterior…. estoy esperando un certif…»

y pienso: “No puede ser… no puede ser… no me lo puedo creer, pero sí, puede ser”.

Entro en la web.
Ubico mi paquete.
NO ES un sobre para cartas, es un sobre-paquete.

y tengo que declarar lo que hay dentro.

Uasap inmediato:

– Mamma… ¿QUÉ PUSISTE junto al certificado de antecedentes penales?

– Y qué quieres que sea… no… nada… una bolsita… una cosa de nada…

– ¿Una bolsita DE QUÉ?

– Un poco de orégano de Sicilia, es riquísimo…

– ¿PUSISTE OREGANO JUNTOS A LOS ANTECEDENTES PENALES?, Mamma esos son documentos importantes, la aduana me bloqueó el paquete, tengo que ir a declarar lo que hay a dentro, ellos no saben que se trata de ¡¡¡Orégano!!!!

– Oh… lo siento… yo pensaba… igual está cerrado al vacío

Respiro profundamente.

Huelo el orégano.

Saco turno.
Pasan los días.

Me presento a la Aduana de Buenos Aires.
Entro.

Quiero mirarlos con cara de «ojo porque soy un tipo duro” pero no, no conviene, la Aduana podría ser un lugar más peligroso que Corleone.

Hay un hombre con una enorme cadena de oro al cuello y un anillo en el meñique que pesará 5 kilos… es mentira, mi imaginación lo agrandó todo: 
al cuello tiene el elástico del tapa boca
y al dedo un anillo normal,
una alianza,
está casado,
quizás tienen hijos,
quizás si algunos de ellos vive en el extranjero,
quizás le envían paquetes,
quizás…

– ¿Mescia Mirko?

– Buenos días…

No me contesta. Levanta el paquete y dice:

– Llegó esto ¿lo abrimos?

– Claro que sí… de hecho no entiendo porque me convoc…

Me interrumpe y extrae desde el «sobre-paquete» una bolsa (no una «bolsita») transparente, llena de una-sustancia-seca-verde-opaca-al-vacío.

– ¿Qué es esto?

– Y… digamos que… yo esperaba un certificado de antecedente penales pero veo que mi madre me envió algo más… me parece que es orégano

– ¿Qué?

– Que me parece que es orégano

– ¿ORÉGANO?

– Sí, yo creo que sí

– ¿Usted sabe que no se pueden enviar estas cosas? El escáner lo sabe todo.

– Sí sí, pero mi madre no

Me parece que no me escuchó, debo haberlo dicho demasiado suave

– ¿Lo abrimos?

– Por supuesto, ábralo, por favor.

El hombre se dobla sobre sí mismo y abre el sobre transparente con un cutter, con un movimiento digno de un gran cirujano; huele el contenido, luego con otro movimiento extremadamente lento vuelve a levantar el tronco, por último la cabeza.

Me mira, tiene ojos azules:

– Es orégano… muy rico

– Y sí… es de Sicilia

– ¿DE SICILIA?

– Sí

– ¡MI FAMILIA ES DE SICILIA!

– Ah, mirá

– De Trapani

– Lindo

– Y la otra parte de mi familia es de Cosenza

– Bueno, Calabria ya es otra cosa

– ¿Ah sí? ¿Y cuál es mejor?

– No, no, no es mejor o peor, solo que los calabreses son más… más… más… con todo respeto… (golpeo el puño en la mesa) son más duros

– Jajajajajajajaj son más duros de cabeza no?

– Eso… es que hay mucha roca en Calabria

– Jajajajajjaaajaja, mucha roca

Me da el sobre con el orégano, el paquete y el certificado de antecedentes penales que a todo esto ni siquiera lo mencionó.

Tiemblo. El certificado está bien, no se arrugó; solo huele a orégano.

– ¿Me puedo llevar todo?

– Sí, pero dígale a su madre que la próxima vez…

– Sí, sí… por supuesto

– ¿Es mayor no?

– No, es italiana

– Jajajajajajaa… bueno anda, anda y felices fiestas

– A Ustedes también y muchas gracias

 

Mirko Mescia.